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Los jardines japoneses en Latinoamérica

Símbolos de belleza, tranquilidad y equilibrio, los jardines japoneses son como el resumen de la relación de la cultura nipona con la naturaleza

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Los jardines japoneses de Latinoamérica

Símbolos de belleza, tranquilidad y equilibrio, los jardines japoneses son como el resumen de la relación de la cultura nipona con la naturaleza: creados a partir de la dimensión espiritual y complementados por la estética. El concepto divino del Kami en el sintoísmo y su culto a la naturaleza son cosas que hacen el espacio del jardín aún más importantes. Todos los detalles, desde la elección de los elementos, incluso los vacíos, valoran el diseño de los jardines japoneses, pero sin nunca dejar el significado inmaterial aparte.

Jardín Japonés en Buenos Aires

Los primeros jardines que hacen alusión a la estética japonesa surgen en el período Asuka (552-710 d.C.). Bajo influencia china, su principal elemento eran islotes en un estanque, haciendo referencia a la leyenda taoísta de la Isla de los Inmortales que, según cuenta la historia, además de guardianas de la juventud eterna, flotaban por encima de tortugas.

Una de las referencias para la construcción de los tradicionales jardines japoneses es el Satuteiki, el más antiguo manuscrito acerca del paisajismo del mundo. Datado del período Heian, en la segunda mitad del siglo XI, la forma con que las piedras son puestas, además de sus significados, son puntos determinantes tratados en el Satuteiki, que en la traducción es el Libro de la Concepción de Jardines.

Pero estos ambientes no están restringidos a las lejanas tierras japonesas. Son diversas las razones para que estos espacios hagan parte del paisaje latinoamericano pero, sobre todo después de la masiva inmigracción para Latinoamérica, los jardines japoneses se volvieron como una marca del intercambio cultural entre el gobierno nipponico, que ofrece los espacios de los jardines como regalo para las ciudades donde la comunidad nikkei fue bienvenida.

Quizá el más famoso de los jardines japoneses latinoamericanos sea el de Buenos Aires, Argentina. Inaugurado en 1967, por el príncipe Akihito y la princesa Michiko, futuros emperador y emperatriz, está localizado en el barrio de Palermo y fue diseñado por el paisajista Yasuo Inomata. El jardín es mantenido por la Fundación Cultural Argentino Japonesa desde 1979 y ofrece actividades culturales, tal cual oficinas de origami, una sala de lectura, además de una experiencia gastronómica en su restaurante.

Jardín Japonés en Buenos Aires

Hablando de la extensión, el jardín japonés más grande en Sudamérica es el de La Serena, en Chile. Con el nombre oficial de Jardín Kokoro No Niwa (Jardín del Corazón), tiene 26 mil metros cuadrados y fue diseñado por el paisajista Akira Ohira. Su construcción es parte de un acuerdo de hermandad entre la ciudad chilena y la localidad japonesa de Tenri, en 1966.

Jardín Japonés en Buenos Aires

Ya en Norteamérica, uno de los destaques está por cuenta del Parque Masayoshi Ōhira, en Coyoacán, Ciudad de México. Inaugurado en 1942 y conocido inicialmente como Parque de la Pagoda, por las tradicionales construcciones japonesas, fue renombrado por la visita del primer ministro japonés, Masayoshi Ōhira. Reformado en un par de oportunidades, es usado como set de grabación por cuenta de su proximidad con los estudios Churubusco.

La lista de otros países que cuentan con jardines japoneses en Latinoamérica es larga: Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay e Venezuela. En todas las localidades, la misma certeza: aunque estés a muchos kilómetros, una parte de la espiritualidad de Japón está a la mano cuando estás cerca a un jardín japonés.

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